jueves, 6 de junio de 2019

Museo FerroWhite (Ingeniero White)

"Este es un museo de caracteristicas unicas, que encarna el progreso ferroviario en la Argentina de una forma increible, se siente y se palpa lo que hemos sido, lo grandioso que se logro y lo que lamentablemente se destruyo....."








Fotos: Copyright - CacciolaDesigns - Todos los derechos reservados.











Ubicado en Ingeniero White, puerto de la ciudad de Bahía Blanca, en Argentina, Ferrowhite es un museo que aloja herramientas recuperadas por un grupo de trabajadores tras la privatización y el parcial desguace de los ferrocarriles en la década del 90.
Martillos, tornos y tenazas; escariadores, sierras y bigornias; caladores, cuchillos y piedras de afilar son el punto de partida para intentar comprender cómo se organizaban los talleres en los que esas herramientas eran utilizadas, cómo eran el orden y los conflictos de la sociedad a la que servían, y qué tal resultan, en comparación, las cosas hoy.
Ferrowhite se define un museo taller. "Un lugar en el que las cosas, además de ser exhibidas, se fabrican. ¿Y qué produce un museo taller? Un museo taller genera nuevas herramientas. Útiles para ampliar nuestra comprensión del presente y, por tanto, nuestra perspectiva del futuro, forjados en la labor con objetos y documentos del pasado, pero también en el cuerpo a cuerpo con la experiencia vital de cientos, miles de trabajadores que forman parte de, y le dan forma a, esa historia".
Libros y bolsas para las compras, videos y balsas de supervivencia, teatro y cajas para herramientas, intentan configurar nuevas formas de entender la vida en común, a partir de revisar las jerarquías consagradas a la hora de contar el pasado, de analizar la coyuntura o de imaginar el porvenir.

Ferrowhite nació en noviembre de 2003 como depósito de objetos, archivo de documentos y área de conservación del Museo del Puerto de Ingeniero White. La constitución de este espacio fue posible gracias a un subsidio de la Fundación Antorchas. En 2004, se trasladó a este edificio una colección de aproximadamente 4000 objetos relacionados con el mundo ferroviario y portuario naciendo así Ferrowhite como un espacio autónomo. La donación fue realizada por un grupo de ferroviarios particulares quienes pusieron a resguardo de la Municipalidad de Bahía Blanca estas herramientas consideradas por los nuevos concesionarios privados del ferrocarril y el puerto como "material de desecho".
Se trata de piezas provenientes de los grandes talleres ferroviarios instalados en la región (Talleres Noroeste, Taller Maldonado, Taller Spurr, Galpón de Locomotoras Ingeniero White), y en menor medida, de las estaciones, oficinas administrativas y terminales portuarias pertenecientes al Ferrocarril del Sud (1884-1948), el Ferrocarril Bahía Blanca al Noroeste, el Ferrocarril Buenos Aires al Pacífco y el Ferrocarril Nacional General Roca.
En su mayor parte herramientas, útiles y equipamiento, estos objetos corresponden a los numerosos trabajos desempeñados dentro del ferrocarril y el puerto desde 1884 hasta el presente: herrero, soldador, calderero, fundidor, carpintero, estopero, mecánico ajustador, maquinista, foguista, cambista, guarda, señalero, catango, relevante, peón, farolero, mensajero, telegrafista, llamador, guardabarreras, guardatrenes, en cada objeto se halla implícita la memoria de un oficio, con conocimientos y habilidades específicas y modos establecidos de transmitir la experiencia.
Al mismo tiempo, estas piezas son el testimonio material de un complejo proceso histórico social. La llegada del ferrocarril estableció a fines del siglo XIX el puerto de Ingeniero White. Sus dependencias emplearon en la región de Bahía Blanca a miles de trabajadores. A su alrededor se levantaron barrios, se establecieron bares y pensiones, se fundaron clubes y parroquias. De emblema del "progreso" a símbolo mayor de la crisis, el ferrocarril atraviesa la historia de la ciudad y une esa historia a la del país.

Desde hace algunos años el museo aloja, junto a llaves, martillos y tenazas, artefactos que no provienen del pasado ferroportuario, sino que han sido fabricados por los propios trabajadores para ligar ese pasado al presente.

La Estación Ingeniero White, elaborada por Ernesto Micucci, o las Locomotoras de Patucho González, reconstruyen edificios y máquinas ferroviarias de otras épocas, a partir de la experiencia vital de los propios modelistas. Los artefactos son objetos híbridos, mezcla de artesanía, vivencia y documento. El Ingeniero White, buque portacontenedores que el marinero Roberto Bocha Conte ensambló durante tres años en el living de su casa, es una embarcación archivo. Su carga de contenedores proviene de una suma de referencias y recuerdos de Bocha, de su familia, de sus vecinos, que fueron conformando un catálogo exhaustivo de comercios e instituciones whitenses: Kiosko Chapita, Terminal Marítima Cargill, Asociación Mutual Ferroviaria Whitense, Sastrería Los 3 Ases...
Dando marco a esta serie, la maqueta Ferrocarril Pago Chico, realizada por el dibujante técnico Héctor Guerreiro, reproduce en la planta alta del museo, el movimiento de los trenes en la región de Bahía Blanca, al mismo tiempo que materializa la información sobre historia ferroviaria local que Hector vuelca desde hace años en su boletín Caminos de Hierro.



Cuando se ingresa al pueblo de Ingeniero White cruzamos el puente sobre la gran y magnifica playa de cargas que pertenecio al FCS-BAP-FCBBNO en un pasado lejano.
En la imagen (centro-izquierda) estaba la desaparecida por un incendio intencional, la estacion original Ingeniero White, holy solo un recuerdo.


Seguimos recorriendo la playa de cargas por sobre los puentes hacia el museo y vemos antiguos silos de carga, algunos tienen una importancia tan grande, tanto edilicia como histórica a nivel mundial que no creemos verlos tan cerca de nuestras narices.


La usina fue inaugurada en el año 1932. Se trata de una gigantesca construcción de hormigón armado erigida junto al mar, cuyo exterior evoca la apariencia de un castillo. Su historia, sin embargo, poco tiene que ver con el pasado medieval europeo. Fue la primera construcción de hormigón armado levantada en este puerto y proveyó de electricidad a la ciudad de Bahía Blanca durante 56 años. Construida por la Compañía Italo Argentina de Electricidad, a través de su subsidiaria Empresas Eléctricas de Bahía Blanca, fue adquirida por el Estado Nacional en 1948, para ser finalmente desguazada entre los años 1997 y 2000. Hoy permanece en ese estado, por lo que se encuentra cerrada al público.





El antiguo acceso del ferrocarril a los elevadores de granos del FCS.


Los elevadores de granos del FCS en 1920. Foto: Federico Kohlmann.


Los elevadores de granos del FCS en 1930. Foto: Federico Kohlmann.


Elevadores de granos del FCS. Foto: Hume hermanos.


Acceso al Museo FerroWhite y usina.


La historia que este museo cuenta tal vez se entienda mejor si se presta atención al paisaje que lo rodea, teniendo en cuenta que la existencia del propio museo constituye una intervención en ese paisaje. Una mirada en torno nos lleva de los elevadores de la que fuera, entre 1963 y 1991, la Junta Nacional de Granos a los recientes silos de las trasnacionales Toepfer y Cargill; de la usina inglesa del Ferrocarril Sud (1907) a la usina soviética que comenzó a construirse en 1978, pasando por el "castillo" que la compañía Italo Argentina de electricidad comenzó a levantar en 1928; de los camiones y los trenes que cruzan incesantes el puente La Niña, a los vecinos que atraviesan las vías o barren el cereal caído en la ruta, y de ellos a las gallinas y a los chanchos que esos granos alimentan en innumerables patios de Ingeniero White, Saladero y Bulevar.



Ferrowhite ocupa el edificio que fuera taller de mantenimiento de la ex usina General San Martín. Este espacio representa para el museo mucho más que una simple sede. Señala, además, un punto de vista sobre la historia que aquí se cuenta. Implica que el relato de esa historia no debería ser entendido como algo dado, sino como un proceso en permanente construcción orientado a incidir sobre el presente. Una construcción que, como todo lo que se hace en un taller, depende necesariamente de una tarea colectiva.



El taller de la usina es una construcción de arquitectura racionalista montada sobre una estructura de hormigón armado de excepcional solidez que fue inaugurada en el año 1962. Componen Ferrowhite: una sala de muestras, dos salas menores para muestras semipermanentes, una sala de usos múltiples, un archivo para fotografías y material documental, dos oficinas, un grupo sanitario, una pequeña cocina, y un depósito a la vista del público especialmente preparado para tareas de conservación. El museo ocupa una superficie total de 2500 metros cuadrados.






El taller de la usina representa para el museo mucho más que una simple sede. Señala, además, un punto de vista sobre la historia que aquí se cuenta. Implica que el relato de esa historia no debería ser entendido como algo dado, sino como un proceso en permanente construcción orientado a incidir sobre el presente. Una construcción que, como todo lo que se hace en un taller, depende necesariamente de una tarea colectiva.
En la muestra, objetos, voces, fotografías, textos y videos se asocian para intentar que este edificio, con su piso de tacos de madera, sus manchas de grasa y sus cañerías en desuso, invite al ejercicio de reponer lo que no está, indagar en lo que sucede e imaginar lo que todavía no es.
En las paredes de este museo teléfonos de la era Entel recogen fragmentos de las entrevistas a ferroviarios que el museo realiza a diario. Se recomienda escuchar estos testimonios en relación con los bancos de trabajo que portan las herramientas que muchos de estos ferroviarios utilizaban, junto a 'libros de chapa" referidos a los talleres en los que trabajaban. Una base de datos ubicada en la sala de usos múltiples permite visualizar la totalidad del patrimonio de la institución.




Info: Muchas gracias Ferrowhite.

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