"Tiene origen desde los inicios de Rosario, es tan antiguo y significativo que estar parados en el genera muchisimas preguntas e imaginacion. Ver pasar cientos de trenes a vapor sobre tu cabeza habria sido fantastico..."
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Celedonio Escalada es el nombre de un paso a bajo nivel por debajo de las vías del Ferrocarril Central Argentino, entre los barrios Pichincha y Refinería de la ciudad de Rosario, Santa Fe, Argentina.
El pasaje mide 433 m de largo por 14 m de ancho entre muros y una profundidad máxima de 5 m. Une las avenidas Del Valle y Caseros pasando por debajo de 12 amplios viaductos de hierro.
La Construcción tuvo largo trámite, demorándose más de diez años el comienzo de los trabajos. Hasta alrededor de 1970 tuvo dos veredas de dos metros cada una, suprimiéndose entonces la de oeste para dar mayor amplitud a la calzada. La profundidad máxima llega a cinco metros con pendientes suaves, cuya mayor rapidez es del tres por ciento. En lo alto cruzan el pasaje doce vías férreas del ferrocarril Bartolomé Mitre, mediante amplios puentes de hierro.
El sitio donde hoy se encuentra el pasaje existe desde los comienzos de la ciudad de Rosario, cuando era parte del camino a San Lorenzo.
Con la llegada del ferrocarril a la ciudad y la construcción de la estación Rosario Norte, el camino se convirtió en un paso a nivel.
En abril de 1873, a consecuencias de las protestas provocadas por el choque de una locomotora con una carreta, que produjo la muerte de un buey, al precario paso a nivel se le colocó una cadena a modo de barrera. A prtir de allí, el lugar se comenzó a conocer como el paso de las cadenas.
A fines del siglo XIX, el por entonces Intendente de Rosario, Luis Lamas logró la construcción del paso a bajo nivel.
En abril de 1901 se da comienzo a los trabajos de excavación del túnel por los presos de la cárcel de Rosario. La obra se inaugura en 1902.
Al inaugurarse estaba pavimentada con adoquines de granito y contaba con dos veredas de 2 m cada una. En 1968 la vereda oeste fue eliminada para ampliar el ancho de la calle.
El nombre del pasaje recuerda a Emeterio Celedonio Escalada (1762 – 1819), gaucho y militar partícipe en las luchas por la independencia de Argentina, quien, en calidad decomandante de la Villa del Rosario, apoyó la campaña del Gral. San Martín que finalizó con el combate de San Lorenzo el 3 de febrero de 1813.
Se le impuso dicho nombre por ordenanza municipal del 3 de octubre de 1902.
EL PASO DE LAS CADENAS
La primera barrera para proteger el cruce de un paso a nivel en Rosario, fue colocada en el encuentro del camino a San Lorenzo con la línea principal a Córdoba -hoy paso a bajo nivel Celedonio Escalada- en abril de 1873, a consecuencias de las protestas provocadas por el choque de una locomotora con una carreta, que produjo la muerte de un buey uncido a la misma.
Al finalizar el siglo, don Luis Lamas se propuso solucionar los problemas más mortificantes producidos por este divorcio entre los ferrocarriles y la ciudad, y logró la construcción del paso a bajo nivel Celedonio Escalada, en el mismo lugar en que, por ese entonces, el paso “de las Cadenas” se había convertido en una rémora para el progreso edilicio y una trampa mortal para los conductores y peatones.
Alberto Montes, Revista de Historia de Rosario, Nº 5-6, enero a junio de 1964.
Quienes vivían en el Barrio de la Refinería, allá por fines del siglo XIX, podían ver que, para poder pasar hacia el sur, se debía seguir un camino de tierra, el Camino Viejo a San Lorenzo, que se cortaba en un punto por una cadena. Esta cadena debía ser desenganchada de un poste para continuar.
Había sido puesta en 1873, junto a unas precarias barreras (las primeras de la ciudad) por el accidente entre un tren y una carreta, que costó la vida de… un buey.
Así, el carro o el sulky, podían seguir camino. Suponemos que la gente de a pie sorteaba el obstáculo, o bien pasaba por debajo... Ignoramos quiénes manejaba las precarias barreras mencionadas arriba por Alberto Montes. Tal vez se levantaban a mano, como la cadena. Podemos suponer dos cadenas, cada una donde el camino se cortaba con la ancha red de rieles ferroviarios, una para entrar, otra para salir de la zona de vías, como barreras. Tal vez barreras y cadenas eran la misma cosa. No lo sabemos.
La Fábrica de Azúcar, o sea, la Refinería Argentina, era el punto de destino del camino así cortado, y seguramente destacaba con sus altos muros, en contraste con la barranca y el río, hacia el este, y con las casitas bajas hacia el norte. Unos murallones cercaban el predio ferroviario, que impedía a los vecinos ver la ciudad, y los cercaba en el lugar que les correspondía: el barrio obrero.
Visto desde Rosario, en ese punto oscuro, semi rural, estaba el acceso al Barrio de la Refinería, barrio lúgubre, de obreros sudorosos y explotados por la empresa que daba origen a ese conjunto de casitas de lata y galpones. Accediendo desde Rosario, se llegaba a un lugar peligroso, porque así eran vistas por la clase dirigente las poblaciones de trabajadores, prestas a la sublevación, a la huelga, al hecho violento, a la riña y a la sangre. Por la noche, no habría otra luz que las velas de las casas.
Las calles del céntrico Rosario –y no todas- tenían alumbrado, primero a gas, luego por arco eléctrico. Iluminada de este modo, y desde el Barrio de la Refinería, la ciudad se vería como distante, resplandeciente, casi como la vemos hoy desde el campo.
Pero antes que ver las luces del centro, antes incluso de poder llegar al Boulevard Oroño se debía atravesar el barrio prostibulario, y “Las Latas”, y también las manzanas desoladas de los extramuros, y las quintas alambradas, las calles de tierra.
Pocas casas se levantaban entre el barrio que ahora llamamos “Pichincha” y el centro de Rosario. La vieja estación Rosario Norte (Sunchales) daba nombre al “barrio sexual”, y desde 1891, sus trenes llegaban hasta Tucumán, desde Buenos Aires.
En 1895, un tal José Ayerdi propone un tranway ( tranvía a caballo) que uniera refinería con Rosario. No tuvo éxito. Un carro tipo “break”, llamado El Rápido, cruzaba las vías cuando alguno de los 100 trenes diarios lo dejaba pasar.
El paso de las Cadenas, más que un obstáculo, era un límite, una frontera, porque los obreros estaban aislados, por el paredón ferroviario, en su sector angustioso de azúcar, de lata y de tierra. El Paso de las Cadenas, en realidad, cortaba el paso.
Al finalizar el siglo, don Luis Lamas se propuso solucionar los problemas más mortificantes producidos por este divorcio entre los ferrocarriles y la ciudad, y logró la construcción del paso a bajo nivel Celedonio Escalada, en el mismo lugar en que, por ese entonces, el paso “de las Cadenas” se había convertido en una rémora para el progreso edilicio y una trampa mortal para los conductores y peatones.
Alberto Montes, Revista de Historia de Rosario, Nº 5-6, enero a junio de 1964.
Quienes vivían en el Barrio de la Refinería, allá por fines del siglo XIX, podían ver que, para poder pasar hacia el sur, se debía seguir un camino de tierra, el Camino Viejo a San Lorenzo, que se cortaba en un punto por una cadena. Esta cadena debía ser desenganchada de un poste para continuar.
Había sido puesta en 1873, junto a unas precarias barreras (las primeras de la ciudad) por el accidente entre un tren y una carreta, que costó la vida de… un buey.
Así, el carro o el sulky, podían seguir camino. Suponemos que la gente de a pie sorteaba el obstáculo, o bien pasaba por debajo... Ignoramos quiénes manejaba las precarias barreras mencionadas arriba por Alberto Montes. Tal vez se levantaban a mano, como la cadena. Podemos suponer dos cadenas, cada una donde el camino se cortaba con la ancha red de rieles ferroviarios, una para entrar, otra para salir de la zona de vías, como barreras. Tal vez barreras y cadenas eran la misma cosa. No lo sabemos.
La Fábrica de Azúcar, o sea, la Refinería Argentina, era el punto de destino del camino así cortado, y seguramente destacaba con sus altos muros, en contraste con la barranca y el río, hacia el este, y con las casitas bajas hacia el norte. Unos murallones cercaban el predio ferroviario, que impedía a los vecinos ver la ciudad, y los cercaba en el lugar que les correspondía: el barrio obrero.
Visto desde Rosario, en ese punto oscuro, semi rural, estaba el acceso al Barrio de la Refinería, barrio lúgubre, de obreros sudorosos y explotados por la empresa que daba origen a ese conjunto de casitas de lata y galpones. Accediendo desde Rosario, se llegaba a un lugar peligroso, porque así eran vistas por la clase dirigente las poblaciones de trabajadores, prestas a la sublevación, a la huelga, al hecho violento, a la riña y a la sangre. Por la noche, no habría otra luz que las velas de las casas.
Las calles del céntrico Rosario –y no todas- tenían alumbrado, primero a gas, luego por arco eléctrico. Iluminada de este modo, y desde el Barrio de la Refinería, la ciudad se vería como distante, resplandeciente, casi como la vemos hoy desde el campo.
Pero antes que ver las luces del centro, antes incluso de poder llegar al Boulevard Oroño se debía atravesar el barrio prostibulario, y “Las Latas”, y también las manzanas desoladas de los extramuros, y las quintas alambradas, las calles de tierra.
Pocas casas se levantaban entre el barrio que ahora llamamos “Pichincha” y el centro de Rosario. La vieja estación Rosario Norte (Sunchales) daba nombre al “barrio sexual”, y desde 1891, sus trenes llegaban hasta Tucumán, desde Buenos Aires.
En 1895, un tal José Ayerdi propone un tranway ( tranvía a caballo) que uniera refinería con Rosario. No tuvo éxito. Un carro tipo “break”, llamado El Rápido, cruzaba las vías cuando alguno de los 100 trenes diarios lo dejaba pasar.
El paso de las Cadenas, más que un obstáculo, era un límite, una frontera, porque los obreros estaban aislados, por el paredón ferroviario, en su sector angustioso de azúcar, de lata y de tierra. El Paso de las Cadenas, en realidad, cortaba el paso.
Con el tiempo se sucedieron accidentes, claro. Carros que, en la oscuridad, tropezaban inexorablemente con la cadena oxidada, agazapada en el camino polvoriento.
Con la extensión del ferrocarril, se pensó que era más práctico que un paso “a nivel”, un paso “a desnivel”, haciendo que los vehículos se subordinaran al tren y se evitaran las muertes accidentales. Además, el ferrocarril, o sea, el Progreso, no podía ser detenido. Sus vías férreas no podían cortarse por miserables vehículos de tracción a sangre. La urgencia de la ciudad agro exportadora era así: urgente.
El intendente Luis Lamas autorizó el paso a desnivel en 1898: era necesaria la conexión de todas las partes de la ciudad. No podía ya haber “ghettos” porque los obreros eran imprescindibles, y – podemos suponer- la policía debía acceder con facilidad para “prevenir”. Unos puentes se tendieron en 1902 sobre el viejo paso, y así, primero los carros, luego el tramway, después el tranvía, pasaron por debajo del tren. Luego pasarían el automóvil, y más tarde el colectivo. El 11 de febrero de 1908 cruzaría la línea de tramway Nº 4 que llegaría por Vélez Sársfield hasta Avenida Alberdi. Había llegado el progreso, y los obreros debían llegar más rápido a la fábrica y el taller. Esa era la conexión pretendida entre el Barrio de la Refinería y Rosario: funcional a la fábrica, a la producción.
Con la extensión del ferrocarril, se pensó que era más práctico que un paso “a nivel”, un paso “a desnivel”, haciendo que los vehículos se subordinaran al tren y se evitaran las muertes accidentales. Además, el ferrocarril, o sea, el Progreso, no podía ser detenido. Sus vías férreas no podían cortarse por miserables vehículos de tracción a sangre. La urgencia de la ciudad agro exportadora era así: urgente.
El intendente Luis Lamas autorizó el paso a desnivel en 1898: era necesaria la conexión de todas las partes de la ciudad. No podía ya haber “ghettos” porque los obreros eran imprescindibles, y – podemos suponer- la policía debía acceder con facilidad para “prevenir”. Unos puentes se tendieron en 1902 sobre el viejo paso, y así, primero los carros, luego el tramway, después el tranvía, pasaron por debajo del tren. Luego pasarían el automóvil, y más tarde el colectivo. El 11 de febrero de 1908 cruzaría la línea de tramway Nº 4 que llegaría por Vélez Sársfield hasta Avenida Alberdi. Había llegado el progreso, y los obreros debían llegar más rápido a la fábrica y el taller. Esa era la conexión pretendida entre el Barrio de la Refinería y Rosario: funcional a la fábrica, a la producción.
El paso de las Cadenas en 1911 y hoy
También serviría para “encajonar” huelgas y desórdenes, y permitir el paso represor de la policía o incluso el ejército, si la cosa se ponía brava, como ocurrió en 1901 y 1904.
Hoy, el viejo Pasaje Celedonio Escalada, o “El Túnel” recuerda algo más que un prócer nacido en Uruguay y que ayudó a San Martín en la batalla de San Lorenzo.
Recuerda el viejo Paso de las Cadenas, cuando la ciudad se dividía, tajante, en pobres y ricos, división social tal vez menos hipócrita y más rigurosa que la de hoy: una pesada cadena de hierro los separaba.
Hoy, el viejo Pasaje Celedonio Escalada, o “El Túnel” recuerda algo más que un prócer nacido en Uruguay y que ayudó a San Martín en la batalla de San Lorenzo.
Recuerda el viejo Paso de las Cadenas, cuando la ciudad se dividía, tajante, en pobres y ricos, división social tal vez menos hipócrita y más rigurosa que la de hoy: una pesada cadena de hierro los separaba.
Mapa descriptivo del recorrido total del pasaje, sobre la Avenida del Valle se encuentra la estacion Rosario Norte (Ex Sunchales).
El inicio de nuestro recorrido, la avenida va descendiendo considerablement y curva hacia la derecha viniendo desde la estacion Rosario Norte sobre la Avenida del Valle.
Los paredones de perfecta curvatura y esos ladrillos que tanto se contempla en la mirada mas detallista....
Luego de la curva.....la magnificencia del siglo pasado. Si a muchos les pasara que previamente ver fotografias de hace mas de 100 años y luego ir hasta el lugar para corroborar su existencia, no queda mas que quedar boquiabierto a tal belleza construida por el ferrocarril.
Todavia conserva su esencia. Donde antes hubo tierra, luego adoquines, hoy hay asfalto.
Vista opuesta hacia la izquierda la Avenida del Valle y estacion Rosario Norte.
La perfeccion hecha pared de ladrillos.
Increible que haya existido....
Fotografia historica de 1911.
En cada inicio del tunel, todavia felizmente se conservan las placas historicas de fundicion que nomencla en bajorrelieve el ultimo nombre al tunel.
Ya en la superficie, a lo lejos se divisa la playa de cargas de estacion Rosario Norte y la estacion a la derecha de la foto.
Vista desde la superficie...donde fue un primitivo paso a nivel donde circulaban cientos de formaciones a vapor, luego un tunel y ahora algunas quedaron para uso peatonal de un gran parque, el resto cada tanto pasan formaciones de carga.
Esto fue un gran paso a nivel mas alla de 100 largo años....
Una de las pocas vias que pasan por los puentes donde circulan formaciones de carga.
La zona superior a los puentes se han protegido actualmente con cerco alambrado para proteger a posible accidente de peatones, ya que esta muy cerca de un complejo recreativo.
Frente a los puentes, las vias se alejan a el predio que actualmente se estacionan formaciones de carga.
Proximo se encuentra el ultimo cabin cuando las formacones se desprendian del predio de carga de Rosario Norte. Hoy en dia esta en desuso.
Originalmente poseia unas hermosas barandas de madera que han desaparecido.
Cuantos habran visto formaciones a vapor desde alli arriba no es asi?
Una formacion de vagones tanque a la espera de ser llevados por alguna locomotora diesel.
Rosario ha cambiado mucho a lo largo de las ultima decadas, lo que fueron terrenos ferroviarios ahora es un complejo parque inmobiliario.
En fin....
Sencillamente fantástico. La historia, las fotos. Me encantó.
ResponderBorrarMuchas graciaas por comentar!, hay mucho esfuerzo por tomaar las mejores fotos.
BorrarHola, tenes la información de la medida de la curva del pasaje? La necesito para un trabajo que estoy haciendo. Y por el tránsito no la puedo conseguir
BorrarBuenas, gracias por compartir este hermoso trabajo. siempre quedo maravillado con sus informes.
ResponderBorrarMuchas gracias por pasar!!
BorrarHaría falta decir, que la Fase II de ese pasaje, que permitiría la duplicación de la capacidad y la incorporación de una rotonda fue planificada en los años 70s/80S del siglo pasado, pero luego esa idea fue borrada para hacer la rotonda actual mas de acuerdo a las necesidades del lobby inmobiliario -especulativo que se apropió de esas tierras en el menemato con su concordancia local en la Secretaría de Planeamiento municipal. Además se procedió a abrir a nivel Av. Francia, creandose una nueva interferencia urbana entre la vialidad y el ferrocarril. Un retroceso de mas de 100 años disfrazado de modernidad...
ResponderBorrarExacto, triste pero real estimado.
BorrarPerfecto. Por eso yo a los rematadores, devenidos primero en inmobiliarios y ahora autodenominados "desarrolladores" los bauticé "DEPREDADORES"
ResponderBorrarMuchas gracias Alfredo por pasar!
BorrarExcelente informe. Las fotografías muy buenas. Felicitaciones!!!
ResponderBorrarMuchas gracias por estar!
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